La realidad a día de hoy es que para ser escritora no vale solo con escribir. Eso ya se queda corto, principalmente porque, como muchos otros escritores hace años, no se puede vivir solo de escribir. Al menos, cuando empiezas. Necesitas (además de una habitación propia) una estabilidad económica. Y llega un punto en la vida en la que eso no te lo puede dar la escritura: necesitas un trabajo que pague las facturas, un trabajo nutricional. Y compaginar un trabajo nutricional y la escritura no es tan fácil como pueda parecer.
Dedícale tiempo a la escritura.
Odio cada vez que alguien dice que «cinco minutos para escribir los tiene todo el mundo». Bueno, cinco minutos es lo que puedo tardar en ir a por el ordenador, encenderlo y abrir el documento. Mínimo, para escribir cinco minutos ya necesito diez. Y a veces, muchas, para escribir cinco minutos no me compensa primero perder otros cinco y segundo quedarme con ese mal sabor de boca de pensar que solo he escrito cinco minutos. Sí, mejor cinco que cero, pero, ¿acaso no será mejor descansar completamente un día y dedicarle diez minutos un día que lo tengas más libre?

Prioriza.
Sí, sí. Mira, puede que no haya nadie con menos vida social que yo, porque soy muy casera y los planes me gusta hacerlos en casa (muchas veces suele ser la mía) así que puedo aprovechar hasta que literalmente tocan el timbre para darle a las teclas. Pero hay otras cosas que no se pueden pasar a un segundo plano: ir a la compra, visitar familiares, poner a punto tu casa, horas de sueño.
Es muy difícil profesionalizar la escritura cuando no le puedes dar el tiempo que requiere, pero no es imposible, de verdad. Pese a todo, después de muchos, muchos, intentos por lograrlo, he dado con el horario que parece que me va bien. No es perfecto y he descubierto que necesito todavía más horas que las que he separado para esto, pero es un inicio.
Conócete como escritora.
Durante el verano de 2023 me di un mes trabajando como escritora a tiempo completo. Mi objetivo precisamente era ver cómo podía hacer mi rutina si fuera una escritora profesional a tiempo completo. Eso me permitió conocerme mucho más, a mí y a mi escritura. También hubo una vez que traté de tener una jornada de ocho horas escribiendo, que si quieres te puedo compartir en otra entrada (déjame un comentario para que me entere). El caso es que llegué a varias conclusiones e hice varios descubrimientos.
El primero y principal es que, estando completamente concentrada, puedo escribir como 1.500 palabras a la hora, que no está nada mal. Por supuesto no todos los días son iguales, así que no significa que pueda llegar a esa cantidad de palabras cada día (de hecho, ahora que llevamos dos semanas de septiembre te confesaré que no he llegado ninguno, un día me quedé cerca con 1.412).

Mi horario.
Tras analizar un poco el horario de mi trabajo nutricional, separé cuántas horas extras le puedo dedicar ahora mismo a la escritura. Mi conclusión fue que ocho, repartidas de la siguiente manera:
- 5 horas para escribir: es a lo que más tiempo le dedico porque al final es el grosso de una escritura. Mi mayor crecimiento en redes han ido siendo con mis pequeños logros y publicaciones, así que escribir, sí o sí, tenía que llevarse la mayor cantidad de tiempo. Las reparto en una hora diaria de lunes a viernes.
- 2 horas para actualizar la web y la newsletter: no todas las semanas le dedico el mismo tiempo a una cosa o a otra, depende de lo que necesite. Si es final de mes, seguramente prepare la newsletter. Si es mediados, estaré más concentrada en la web. Al final muchas de las ideas que saco para la web luego las reutilizo en otras redes sociales, así que me viene bien tener esto como guion. Hago una hora el viernes y una hora el sábado.
- 1 hora para las redes sociales; esto incluye: lluvia de ideas (normalmente cada lluvia de ideas me da para varias semanas o incluso meses), planificar y programar (que muchas veces lo hago con algo de fondo) y diseño y grabación o creación (vídeo, canva…). Incluyo como redes sociales instagram, tiktok y linkedin, aunque tiktok es la que más creación de contenido me demanda. Suelo repartirla en fragmentos de quince minutos en cuatro días, cuando mejor me venga.
Esta es solo mi manera.
Este método no es el mejor del mundo y, como decía más arriba, no siempre llego a todo. Además, en septiembre se me acaba la jornada intensiva y eso me va a quitar 3 horas más cada tarde, así que tendré que volver a reestructurar mi tiempo.
Una cosa que sí me parece importante, que lo dijo Ana González Duque, es poner la tarea y, al lado, el tiempo (por ejemplo, yo le he programado a la redacción de esta entrada 30 minutos. Ahora mismo estoy rozando el minuto 19 y si no me da tiempo a terminarla tendré que ponérmela de objetivo para la próxima semana). Lo cierto es que de esta manera la pérdida de tiempo se reduce mucho más y sube la productividad.
Compaginar dos trabajos no es fácil, cualquiera que lo haya hecho lo sabe, pero lo bueno de la escritura es que tú te lo guisas y tú te lo comes. Si necesitas quitarle una hora a la escritura o meterle media hora más a las redes sociales, lo puedes hacer.
Al menos hasta que la escritura se convierta también en tu trabajo nutricional.
(Anda, mira, pues al final me ha dado tiempo a terminar la entrada).



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