Cómo escribí Cuando el búho se despierte

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Cuando me vino la inspiración para escribir Cuando el búho se despierte ni siquiera la estaba buscando. Yo solo quería ver tranquilamente La Bella Durmiente cuando de repente llegó la escena de la quema las ruecas y pensé: pobres costureras.

Así empezó todo.

La idea:

Un sencillo vistazo a la película valió para dar con el argumento de la novela. ¿Cómo vivieron las costureras después de la prohibición? ¿Estaban resentidas con el rey? ¿Y si fue una costurera quien reveló a Maléfica que la niña había nacido?

La idea al principio iba a ser mucho más oscura, la verdad. Bèatrice iba a ser un personaje menos gris y más tirando a negro, pero como se parecía a otra protagonista de una novela que tenía por entonces (y que al final no llegó a nada) y además sentía que la historia no iba por ese rumbo, le di una vuelta. Ahora, Béatrice es un personaje mucho más humano con el que más lectores pueden empatizar y ponerse en la tesitura de… ¿lo haría o no lo haría?

La creación:

Decir que me obsesioné con esta historia es decir poco. Me invadió, me inundó. El primer día escribiendo (que fue con el capítulo cuatro) saqué cinco mil palabras de golpe (todo ese flashback). Empecé en abril y escribí todos los días. Todos los días. Hasta que me puse enferma de mononucleosis y no me dio la vida para más.

Escribí la novela en poco más de un mes, contando con ese parón. Llegaba a casa de mis padres de trabajar, me duchaba, cenaba y me encerraba a escribir. Y me encantaba, de verdad. Me documenté como nunca, busqué información sobre la ropa, la alimentación la vida de la gente en la época medieval para poder poner a los personajes a vivir realmente allí, para que quedara creíble. Me aprendí las partes de una armadura de memoria sin quererlo solo de las veces que lo escribí. La novela entonces llegó a las 90.000 palabras, todo un récord para mí, que hasta entonces escribía cosas considerablemente más cortas.

La búsqueda de casa.

Como ya sabéis, la novela no ha sido fácil de colocar. Han tenido que pasar cuatro años para que se pudiera publicar y dos desde que la escribí hasta que firmé con la editorial. Así que en ese proceso ha sufrido cambios.

Debo agradecer a una editorial que me dio consejos sobre cómo mejorarla aunque no encajase en la editorial. Eso me hizo explorar un poco más la versión de Maléfica de la novela y la hizo crecer hasta llegar casi a las 99.000 palabras que tiene.

Así que, para resumir el proceso en dos palabras: rápida (pero no furiosa) y emocionada. La misma emoción que siento ahora mismo en el cuerpo, multiplicada por cien ♥

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