¿Por qué parece que corregir una novela no se acaba nunca? Estaba yo tranquilamente divagando, merodeando en mis propios pensamientos sobre mis proyectos y escritos, meditando que tenía correcciones pendientes cuando pensé: «hasta que no se publique esta novela (o la deje en el cajón guardada para siempre) no dejaré de corregirla».
En realidad esto ya me lo dijo una de mis editoras, que es que «las novelas nunca se acaban de corregir, se abandonan». También es algo que se comenta mucho por comunidades literarias de redes sociales.
La pregunta que nunca me había saltado era «¿por qué?» ¿Por qué no podemos parar de corregir una novela? ¿Por qué a veces echamos la vista atrás y leemos lo que hemos escrito con un ojo medio cerrado, no vaya a ser que nos dé demasiada vergüenza? ¿Por qué tengo ganas de volver a retocar lo que publico este año antes de la corrección editorial?
Tiempo.
Esa quizá sea la respuesta a todo. Las novelas por lo general no se escriben en un chasquido de dedos, e incluso en aquellas que se escriben rápido, normalmente no se publican ni siquiera en ese mismo año. Escribí Witchypop en 2020 y se publicó en 2022. Lo que publico este año lo escribí en 2021. De Witchypop a La Academia, la última parte de la trilogía, ya se puede ver un salto de estilo por mi parte y sé que en esta novela se notará más aún.
Hay novelas que se pueden perfeccionar, pero no mejorar. Por ejemplo, no me siento capaz de escribir Witchypop de cero a día de hoy, con el estilo que tengo hoy en día, y dejarla mejor. No sé si Witchypop hubiese funcionado de haberla escrito a los veintisiete y no a los veintitrés que tenía entonces. De hecho, el pasado octubre intenté corregir una novela que había escrito a finales de 2020 para darle vida y no se podía corregir: había que escribirla de nuevo. Y eso me llevaba a un problema:
No nos representa.
La Natalia de 2023 que intentó corregir la novela de 2020 no fue capaz. La novela de 2020 ya no me representaba. Esto es algo que me da un poco de miedo a veces; sé que si una novela pasa demasiado tiempo en el cajón, llegará un punto en el que ya no me representará y ya ni siquiera querré intentar moverla (lo que no me puede evitar hacer sentir como que «he perdido» el tiempo).
Corregimos tanto y las novelas nunca están perfectas porque necesitamos que nos representen en todo momento. Eso está bien. Supongo. ¿Es mejor que nos representen en el presente o que mantengan la esencia de lo que quisimos contar en su momento?
No lo sé.
No pretendo llegar a una conclusión con este post (tampoco lo pretendía cuando hice el tiktok que un poco sirvió para llegar hasta aquí), pero si algo ha hecho clic en mi cerebro es que, si no lo puedo mejorar (si no es para añadir profundidad a un personaje, si no es para matizar la ambientación, para dar algún tipo de dato en el que no me he metido antes), no lo voy a tocar. La historia que abandoné me representó en 2020 y me ayudó a seguir escribiendo en 2020, ese fue su cometido, pero no está para leersse ni mucho menos para publicarse. Es una historia tan en crudo que ni siquiera ha pasado por betas. Es una historia que ya no me siento cómoda compartiendo y prefiero haber «perdido» cuatro meses escribiéndola que invertir ahora otros tantos en reescribirla.
Hay que abandonar historias (hay que dejar de corregirlas).
Por el bien de nuestra cordura y de nuestros propios proyectos, tenemos que dejar de corregir nuestras novelas. Más arriba he lanzado la pregunta de si es mejor que nos represente en el presente o en el momento en el que la estábamos escribiendo y he mentido un poco cuando he dicho que no lo sé. Sí que sé lo que es mejor para mí, y es estar satisfecha con la historia que en su momento quise contar. A lo mejor cuando tenga cincuenta años y lleve treinta escribiendo vuelvo a Witchypop y digo: «madre mía qué horror», pero también quiero poder pensar «lo hice lo mejor que pude con las herramientas que tenía en ese momento».
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